No es una evaluación. Me parece injusto realizar una evaluación de algo en el fútbol con apenas un solo partido para un técnico que asume y se estrena.
Lo que si podemos es tener las primeras impresiones del debut de Fernando Batista al frente de la selección tras el 1-2 ante Arabia Saudí y las mismas son de optimismo. Creo que el ambiente de fútbol necesitaba que se hablara de eso, de fútbol, y el nuevo técnico lo logró. Nadie ha hablado de José Pékerman, ni de Pascual Lezcano. Incluso cualquier otra ola de rumores que relacionen a la FVF con corrupción, han quedado de lado, al menos tras el partido en Jeddah. La gente habla de fútbol.
Y ojalá que esto a partir de ahora sea así. Las críticas llueven de un sector de la afición porque el argentino en su primer once inicial sigue contando con las “vacas sagradas”: Tomás Rincón, Josef Martínez y Salomón Rondón, los capitanes del equipo por trayectoria, estuvieron en su primer once y no creo que solo por respetar su trayectoria. Ahí está la vieja guardia y la declaración de intenciones es que ellos seguirán estando en este nuevo proceso.
El que quiera jubilar a Salomón tendrá que esperar. Tiene casi 13 meses sin marcar un gol con sus clubes, pero se pone la Vinotinto y todo se transforma. Puede estar lento, puede parecer que está lejos de aquel que vimos maravillar en el Málaga, pero sigue marcando. ¿Cómo lo relevas si hace lo que le es encomendado? No hay otro como él. Ha sido el mejor delantero de nuestra historia y ahí debe estar.
Así, los delanteros con más goles en la actualidad vistiendo la camiseta Vinotinto respondieron a la confianza. Dos goles de contragolpe en un primer tiempo para mí casi perfecto, donde el rival manejó siempre la pelota pero creó nulo peligro, en tanto que para los nuestros fue aprovechar la máxima efectividad para concretar las dos que se tuvieron (incluso una tercera que fue anulada).
El 4-4-2 sorprendió de inicio porque por sus antecedentes no es el modelo táctico habitual de Batista al frente de los equipos que ha dirigido, pero eso de los esquemas cada vez quedan más en el papel que otra cosa. Venezuela aguantó siempre, le dio la iniciativa al contrario y le ganó. Con 28% de posesión le bastó y aunque pasó apuros al final, logró sostener el resultado.
Los cambios hechos en el segundo tiempo rompieron el equilibrio de un equipo que lucía sólido en el trabajo defensivo y es lógico: con ocho bajas por lesión y un momento individual de los futbolistas venezolanos que no es para tirar cohetes, en vez de reforzar el equipo se debilitó. Punto a corregir contra Uzbekistán si el escenario llega a ser similar.
Batista tiene ante sí la responsabilidad de curar lo que Pékerman diagnosticó: la mentalidad del futbolista que viste la camiseta de la selección debe superar ese ADN timorato y derrotero. Aunque es un tema más relacionado en categorías formativas, el sostener un resultado y evitar desconcentraciones ha sido la pata de la cojean los nuestros y ante Arabia se volvió a temblar. Aspecto para trabajar.
Volvimos a hablar de fútbol. Batista habló con dos periodistas y dejó el anonimato. Ahora se nos ha prometido que hablará con el resto de la prensa una vez concluya la gira por Jeddah. Todo como debería ser, lo que comparativamente (bien aprovechado por FVF) está dejando cada vez peor parado a Pékerman y su manager, cuyo rimbombante paso por el combinado nacional está quedando en el polvo del olvido, sin pena ni gloria.
Se habla de fútbol de nuevo. Eso es lo mejor.