Una fuente privilegiada explica la caída de Pdvsa y no, no fueron las sanciones


El informe mensual de la Opep publicado este 14 de marzo, revela que la producción de petróleo de Venezuela apenas subió en 4.000 barriles por día (bpd) en febrero respecto a enero, para llegar a 700.000 bpd. Con respecto a diciembre, el alza es de 39.000 bpd.

Los datos del informe citan fuentes oficiales de los países socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y fuentes secundarias, es decir de operadores del mercado, que suelen ser más precisas.

Aunque se detuvo la caída, la cifra de Venezuela está muy por debajo de los cacareados dos millones de bpd que prometía alcanzar el gobierno de Nicolás Maduro para finales de 2022.

De cualquier forma la producción de Venezuela promedió el año pasado 716.000 bpd, con una alza de 12,5% respecto a los resultados de 2021 (636.000 bpd).

¿Cómo se explica este comportamiento errático, muy lejos de lo que pregona la propaganda oficial?

El petróleo sigue siendo el motor de la economía venezolana, y aunque es un motor que trabaja a un cuarto de máquina, es el único que tiene este país venido a menos. Por eso cualquier esperanza de despegue o de recuperación sostenida está sujeta a lo que pase con la actividad petrolera, especialmente con la malograda estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Desde finales de 2022, cierto optimismo irracional apostaba a que las cosas por aquí se acomodarían pronto gracias a la licencia otorgada a la gigante estadounidense Chevron para que vuelva a sacar petróleo de Venezuela y lo lleve a Estados Unidos para cobrarse poco a poco una deuda que supera los $2.500 millones, acumulada por el régimen chavista desde hace más de una década.

Pero ni con Chevron -que también ha llamado a moderar las expectativas- las cosas apuntan a una mejoría importante.

Producción de países de las OPEP, reportada por fuentes secundarias del mercado mundial. Venezuela es uno de los cuatro últimos productores del grupo con 700.000 bpd en febrero, lejos de las promesas oficiales, aunque con unos 40.000 bpd más que el cierre de diciembre, y 22.000 bpd más que en el promedio de todo 2022. Fuente OPEP MOR.

El precio promedio del petróleo venezolano, medido por el crudo Merey fue de $61 en enero y febrero, unos $20 por debajo del de la cesta Opep.

Este informe también indica que el número de taladros en operación sigue estancado en tres unidades (3) desde comienzos de 2022. Es la mitad de los que había en 2021 y muy lejos de los 15 de 2020.

La operación de taladros es un indicador clave acerca de lo que se puede esperar de una actividad petrolera, pues estas unidades deben estar en constante operación y expansión si se quiere compensar la declinación natural de los yacimientos y elevar la producción.

Fuego amigo

En un país donde impera la censura y la autocensura y donde no hay acceso a fuentes oficiales de información pese a que Pdvsa y sus filiales son empresas estatales y de interés público, hay que dar muchas vueltas para encontrar datos y explicaciones.

En el negocio, paradójicamente una fuente todavía muy citada por los entendidos es Rafael Ramírez. El otrora zar petrolero fue la mano derecha de Hugo Chávez en el manejo personalista de Pdvsa, pero la guerra fratricida en las entrañas del chavismo hereditario terminó convertido en una especie de «Trotsky» del petróleo venezolano. Desde el exilio, haciendo más ruido que nueces, pero todavía con fuentes de información y fieles seguidores en Pdvsa y sus alrededores, envía sus demoledoras críticas sobre lo que pasa en Venezuela.

Sus antiguos amigos y colegionarios en la religión chavista lo quieren meter precio acusado de corrupción. Algunas fuentes indican que el antes poderoso jefe del negocio petrolero sabe mucho y además maneja fondos de los que estaban destinados a defender la llamada «revolución bolivariana» de sus enemigos.

En uno de sus recientes informes, que divulga en su propio portal de información y opinión y a través de redes sociales y correos electrónicos, Ramírez hace un balance de la situación de Pdvsa, al tiempo que acusa de traidores a los mismos que lo acusan de traidor a él.

«Venezuela, país petrolero por excelencia, con una industria petrolera centenaria vive la peor crisis de su historia, producto fundamentalmente del colapso de su producción petrolera y de su empresa nacional de petróleo PDVSA, entre 2015-2023», dice el ex ministro y ex vice presidente de Economía en uno de sus artículos recientes sobre el mercado petrolero mundial.

«Apartir de 2017, con la militarización de PDVSA y la nefasta gestión del general Manuel Quevedo, se inició la privatización de la empresa, a través de los decretos presidenciales3.368y la sentencia 155 del Tribunal Supremo de Justicia, entregando a los grupos económicos del madurismo las áreas petroleras de los extintos Convenios Operativos, que habíamos recuperado con Chávez en 2004″, afirma Ramírez.

Rafael Ramírez  y el petróleo
Rafael Ramírez, el antes todo poderoso jefe de la industria petrolera venezolana, hoy perseguido por sus camaradas chavistas y acusado de corrupción.. Es una piedra en el zapato de sus antiguos aliados

Denuncia como ilegal y violatoria de la Ley Orgánica de Hidrocarburos la figura de los llamados “Contratos de Servicios Petroleros”. Mientras, los grandes Proyectos y Empresas Mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco, las “Joyas de la Corona”, se entregaron al control de las transnacionales, violando el Decreto 5.200 de Nacionalización de la Faja de 2007.

«En este proceso de privatización, se fueron cediendo a los privados todos nuestros medios de producción y operación: taladros, equipos, buques, a la vez que, nuestras instalaciones e infraestructura petrolera se fueron abandonando y desmantelando; incluso, vendiendo como chatarra. A los trabajadores petroleros se les perseguía y maltrataba–situación que en nada ha cambiado– a la vez que se le arrebataron sus conquistas, prestaciones sociales, fondos de pensiones y su dignidad obrera. A partir de 2017, salieron más de 30.000 trabajadores de PDVSA», dijo Ramírez obviando la historia anterior.

«Es ésta la razón fundamental de la debacle petrolera del país. NO FUERON LAS SANCIONES, como pregonan los voceros del madurismo, estas acciones coercitivas absolutamente ilegales fueron impuestas contra PDVSA en enero de 2019, cuando la producción promedio anual ya se ubicaba en 770 mil de barriles día, una caída de 74,4% con respecto a la de 2013».

Rafael Ramírez

«La destrucción de PDVSA y la derogación de la Plena Soberanía Petrolera, han sido las razones fundamentales del colapso de la economía nacional, al privar al país de la renta petrolera, que en 2013 equivalían al 90% del ingreso del país en divisas. Hoy día, a pesar de los innumerables anuncios de Nicolás Maduro y el ministro Tareck El Aissami, de recuperación de la industria petrolera, la producción actual de petróleo se ubica en solo 686 mil barriles día de petróleo, 77% menos que la producción de 2013», dice Ramírez, que en esos comentarios todavía citaba las cifras del informe de la OPEP de enero pasado.

«Maduro ha privatizado PDVSA y entregado el petróleo y el gas del país,lo que ha significado un desastre para nuestra economía, y ha producido un retroceso inimaginable en nuestra institucionalidad y nuestra Soberanía», sostiene Ramírez, sobre quien pesa un pedido de extradición solicitado a Italia por sus antiguos aliados chavistas.

«El colapso operacional de PDVSA ocurrido a partir del 2015, ha afectado de manera dramática sus capacidades de producción de petróleo y gas, además lasde procesamiento y refinación, así como las exportaciones de petróleo del país, lo que ha privado al país del ingreso petrolero que, hasta el 2013 significaban el 93% de los ingresos en divisas, provocando la caída del 82% de la economía nacional y sumiendo a Venezuela en un colapso generalizado, en una profunda crisis económica y social», dice en otro de los artículos.

Atribuye este cuadro a «las sucesivas intervenciones del gobierno en PDVSA a partir de 2015, acompañadas de la persecución política, el encarcelamiento y exilio de sus directivos, gerentes y trabajadores».

También denuncia la militarización de la empresa en 2017; la salida de más de 30.000 trabajadores especializados de la industria; el desmantelamiento de la infraestructura petrolera; el abandono de los planes y proyectos; la ausencia de un Plan de Desarrollo; «el masivo desvío de los recursos presupuestarios y operacionales de la empresa para otras prioridades o propósitos del gobierno»; así como sucesivas y erráticas Juntas Directivas designadas en PDVSA «compuestas por personal político, sin calificación alguna para ejercer tan altos cargos han conducido al colapso de la empresa, han sido parte de las causas del deterioro generalizado de la industria petrolera nacional».

«El colapso operacional de PDVSA ocurrido a partir del 2015, ha afectado de manera dramática sus capacidades de producción de petróleo y gas, además las de procesamiento y refinación, así como las exportaciones de petróleo del país, lo que ha privado al país del ingreso petrolero que, hasta el 2013 significaban el 93% de los ingresos en divisas, provocando la caída del 82% de la economía nacional y sumiendo a Venezuela en un colapso generalizado, en una profunda crisis económica y social», remata.

Ramírez además cita «información interna de PDVSA» para señalar que de la producción de petróleo venezolano, que era de 686.000 bpd en enero, el 65%, es decir, 446.000 bpd, corresponden a la Faja Petrolífera del Orinoco; 140.000 bpd (20%) proviene de los campos del norte del estado Monagas y 100.000 bpd (15%) tiene como origen los yacimientos de la cuenca del Lago de Maracaibo, en el estado Zulia.

«Producto del abandono e inoperancia de los Mejoradores de Crudo de la Faja que se encuentran al norte del estado Anzoátegui, en el Complejo Industrial José Antonio Anzoátegui, el 50% de la producción de crudo extrapesado de la Faja se exporta como DCO (Crudo Diluido con Nafta), un crudo fuera de especificación cuyo valor comercial es bajo, con respecto al Crudo Merey (nuestra segregación bandera), y con un alto costo de producción, donde se pierde la Nafta importada requerida para extraer el crudo extrapesado de la Faja Petrolífera del Orinoco».

«Adicionalmente, más del 85% de la producción actual depende de las Empresas Mixtas o de las llamadas Alianzas de Servicios Integrados de Hidrocarburos (ASH) –previamente conocidos como Acuerdos de Servicios Conjuntos (ASC)–, esta última, una figura ilegal que no existe en la Ley Orgánica de Hidrocarburos«.

«Así, la producción con esfuerzo propio de PDVSA, que en 2013 representaba más del 65% y en 2017 el 54% de la producción total del país, actualmente está cercana a un exiguo 10%, lo que significa que no solo han destruido los volúmenes de producción sino que han reducido a su mínima expresión la capacidad del Estado Venezolano para generar ingresos petroleros, convirtiendo a PDVSA en una Agencia Administradora de Contratos en vez de una operadora, tal como fuedenunciadoen su momento».

Ramírez observa además que para elevar la producción del país por encima del millón de bpd es necesario activar al menos 100 taladros adicionales y levar a cabo actividades de mantenimiento y subsuelo. Además es necesario conectar 30 pozos mensuales.

«Resulta evidente que estamos muy lejos de la recuperación de la producción petrolera anunciada por el gobierno».

Sobre las esperanzas que ponen en Chevron los optimistas y la maquinaria de propaganda del gobierno, Ramírez observa que el mismo CEO de la petrolera, Michael Wirth, dijo el 28 de febrero que su producción en Venezuela se encuentra en 50.000 bpd y que aspiran alcanzar un nivel máximo de 90.000, debido fundamentalmente, al “riesgo político” del país.



Source link