Biden y Scholz prometen apoyo indefinido a Ucrania


El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el canciller alemán, Olaf Scholz, transmitieron el viernes 4 de marzo, desde la Casa Blanca, un mensaje de unidad frente a Rusia, prometiendo a Ucrania ayuda «el tiempo que haga falta».

En el primer viaje de Scholz a Washington desde febrero de 2022, los dos dirigentes reiteraron que respaldarán a Kiev pese a las recientes fricciones sobre la entrega de tanques.

Cuando se reunieron por última vez, «Rusia estaba acumulando tropas» en la frontera, dijo Biden a la prensa. Occidente prometió responder y «juntos cumplimos esa promesa», añadió.

En respuesta, Scholz consideró importante enviar un mensaje a Ucrania de que la apoyarán «todo el tiempo que haga falta».

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El canciller alemán Olaf Scholz llevaba más de un año sin visitar Washington. Foto Andrew Caballero-Reynolds / AFP

Amenaza de Rusia

Poco antes de la reunión, Rusia advirtió a los países occidentales contra el suministro de armas a Ucrania. «Es obvio que esto prolongará el conflicto y tendrá tristes consecuencias para el pueblo ucraniano», afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.

Pero Estados Unidos anunció el viernes un nuevo paquete de ayuda de 400 millones de dólares para Ucrania que incluye municiones para las fuerzas de Kiev.

La visita del canciller llega precedida de fricciones sobre la entrega de tanques modernos que Kiev pedía desde hacía tiempo, y que finalmente se decidió a fines de enero.

El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, reconoció recientemente que Alemania dijo que no enviaría tanques Leopard «hasta que el presidente también aceptara enviar Abrams».

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Los tanques Leopard 2 están entre los más avanzados del sector bélico. Foto PATRIK STOLLARZ / AFP

Biden cedió «por el bien de la unidad de la alianza (OTAN) y para garantizar que Ucrania obtuviera lo que quería», dijo Sullivan.

El gobierno alemán ha insistido en que las dos partes necesitan tiempo para tener un «enfoque común» sobre las entregas de armas.

Queda demostrado que «las divisiones entre Estados Unidos y Alemania pueden solventarse, pero solo es posible hacerlo a los niveles más altos en algunos casos», estimó el exdiplomático estadounidense Jeffrey Rathke.

Scholz, la Casa Blanca y China

Desde la llegada de Biden al Despacho Oval, la relación de Estados Unidos con Alemania ha sufrido altibajos.

El sucesor del republicano Donald Trump presionó a Berlín para que retirara el controvertido gasoducto Nord Stream 2, que conecta Rusia a Alemania, una medida que finalmente se tomó en los días previos a que Rusia invadiera Ucrania.

La ausencia de una rueda de prensa conjunta ha hecho sospechar de la existencia de otras dificultades, pero Scholz aseguró que la relación bilateral está «en muy buena forma».

En la agenda del viernes también se preveía que hablaran de los «desafíos que plantea China».

La Casa Blanca está satisfecha con que el canciller alemán, cuyo país tiene una estrecha relación económica con China, haya advertido públicamente a Pekín contra un apoyo militar a Rusia.

«Nuestros puntos de vista y los de Alemania concuerdan», declaró el jueves a periodistas un alto funcionario de la Casa Blanca.

Robin Quinville, del centro de investigación Wilson Center de Washington, sostiene, por el contrario, que China es un punto de «fricción».

«Los funcionarios económicos alemanes (y muchos políticos) critican lo que creen que son intentos estadounidenses» de debilitar las relaciones bilaterales de sus aliados con China, afirma.

Otro de los puntos de fricción son los subsidios verdes adoptados por Biden bajo la «Ley de Reducción de la Inflación» que Scholz y la UE en general consideran injustos y preocupantes.



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