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Dos días después del peor accidente ferroviario de su historia, con al menos 57 muertos y decenas de personas desaparecidas, crece en Grecia el malestar ciudadano por los errores de gestión y la falta de modernización del sistema de trenes.
Hasta la tarde del jueves, los forenses griegos habían identificado solo 24 cadáveres y los expertos estiman que el número de muertos puede subir todavía más.
Los cuerpos de numerosos muertos fueron carbonizados por completo debido a un gran fuego en el vagón restaurante del tren siniestrado.
Al menos 57 personas perdieron la vida en el choque entre un tren de pasajeros y otro de carga, que circulaban en la misma vía al norte de Larisa, en Grecia central.
Según la policía griega, 56 personas fueron reportadas como desaparecidas, aunque es posible que parte de estas víctimas estén entre los cadáveres no identificados.
Medio centenar de personas permanecían hoy hospitalizadas, la mayoría de ellas estudiantes de entre 20 y 25 años de edad, seis de ellas en cuidados intensivos.
El siniestro se produjo poco antes de la medianoche del martes (22.00 GMT) cuando dos trenes -uno con 342 pasajeros y 10 empleados ferroviarios y otro de carga con dos maquinistas a bordo- chocaron cerca de la localidad de Tempe, unos 300 kilómetros al norte de Atenas.
No obstante, se teme que el número real de pasajeros en el tren haya sido mayor aún, ya que algunas personas posiblemente compraron sus billetes dentro del vagón, por lo que no figurarían en la lista oficial de pasajeros de la empresa privada “Hellenic Train”.
Mientras, algunas familias de las víctimas anunciaron este jueves que estudian presentar demandas judiciales contra Hellenic Train y contra el Organismo estatal de Ferrocarriles de Grecia (OSE), señalaron dos bufetes de abogados en Atenas.
Pero no sólo crece el malestar entre los familiares sino también entre los ciudadanos en Grecia.
Miles de personas se congregaron esta tarde, pese a la fuerte lluvia, en el centro de Atenas para expresar su indignación por lo sucedido en Larisa.
“Nuestras vidas cuentan”, se podía leer en una pancarta gigante que levantaron los manifestantes frente al Parlamento de Grecia.
Mientras, otro grupo de personas se reunió frente a la sede de Hellenic Train en el centro de Atenas, antes de acudir a la céntrica plaza de Syntagma.
Pese a que el primer ministro griego, el conservador Kyriakos Mitsotakis, hablara de un desafortunado “error humano”, un portavoz del Gobierno reconoció este jueves problemas más estructurales.
Según el vocero gubernamental Yannis Ikonomu, en el tramo donde se produjo el accidente no funcionaban los sistemas de seguridad, como la guía electrónica o la señalización luminosa.
La fiscalía de Larisa imputó este jueves al jefe de la estación de trenes de Larisa por “homicidio negligente” y otros delitos penados con entre diez años de cárcel y cadena perpetua.
Según los medios griegos, el empleado ferroviario, de 59 años, había admitido ya el miércoles, tras ser detenido, su responsabilidad por el error que situó el tren de pasajeros en la misma vía que el tren de carga.
El sindicato de trabajadores ferroviarios convocó para este jueves un paro de 24 horas para protestar por la situación del sector, denunciando la falta de sistemas modernos de seguridad que podrían evitar este tipo de accidentes.
Según un sindicalista, todas las señalizaciones del tramo entre Atenas y Salónica, en el norte de Grecia, se gestionan de forma manual.
En una carta abierta, los empleados ferroviarios habían advertido en febrero de los potenciales peligros ante la falta de sistemas de seguridad y su mal mantenimiento.
También hubo manifestaciones contra la deficiencia del Estado griego en modernizar la red ferroviaria del país.
La compañía estatal italiana Ferrovie dello Stato Italiane opera Hellenic Train, aunque las infraestructuras ferroviarias del país, incluidos los sistemas de seguridad, dependen del organismo estatal OSE.
EFE