el evento que muchos critican y todos verán


Está cerca el primer lanzamiento del Clásico Mundial de Beisbol, y desde hace rato, las críticas alrededor de la competencia no han cesado.

No obstante, el solo hecho de tratarse de una disciplina cuya ausencia convierte muchos días en tiempo tedioso, despierta la curiosidad del más escéptico de los fanáticos.

Después de la Serie del caribe…

Exitosa en suelo venezolano, a pesar de muchos, históricamente había que aguardar por el advenimiento del Spring Training y el tan esperado Opening Day del beisbol de Grandes Ligas. Era el lapso “agónico” de espera de los seguidores caribeños de la pelota

No obstante, este año 2023 trae bajo el brazo el Clásico Mundial de Beisbol. Con 20 equipos divididos en 4 grupos, entre ellos la selección venezolana, integrante del polémico “Pool D”, en el que hará vida con las peligrosas selecciones de Puerto Rico y República Dominicana, los actuales Sub Campeones del evento y los ganadores de la edición del 2013. Israel y Nicaragua se suman a esa agrupación con muchísimas menos expectativas que sus poderosos colegas de sección.

La historia del evento, amado por unos y criticado por otros (creemos que jamás odiado), registra dos campeonatos para Japón; uno para República Dominicana y otro para el gran favorito para reeditar el trofeo: Estados Unidos.

La configuración del roster norteamericano y la profundidad que muestra en las posibilidades de sustitución ante eventuales ausencias, brindan una sensación de imbatibilidad manifiesta.

De hecho, los expertos en el manejo de las apuestas de beisbol, con sede en la lúdica ciudad de Las Vegas, han puesto a la selección estadounidense como la gran favorita, seguida de la  representación dominicana en el segundo lugar; la japonesa en el tercer puesto; la de Puerto Rico en el cuarto y la Vinotinto del beisbol, en la quinta casilla.

A fin de cuentas, son solo proyecciones basadas en estadísticas y nóminas. El elemento principal, es el beisbol y su consabida cualidad de impredecible que tantas sorpresas ha deparado a lo largo de la historia.

El resto de los Grupos (o Pools)

  • Grupo A: Taiwán, Países Bajos, Cuba, Italia y Panamá (Jugará en Taichung, Taiwán, entre el 8 y 12 de marzo la primera fase)
  • Grupo B: Japón, Corea, Australia, China y República Checa (con sede en Tokio, Japón del 9 al 13 de marzo en su primera fase)
  • Grupo C: Estados Unidos, México, Colombia, Canadá y Gran Bretaña (Phoenix, Arizona del 11 al 15 de marzo en su primera fase)

… y el mencionado Grupo D, con Venezuela, República Dominicana, Puerto Rico, Israel y Nicaragua (Miami, Florida desde el 11 al 15 de marzo en la fase inicial del evento).

El grupo de la muerte…

Sin duda, este remoquete que en torneos de futbol hace alusión al más parejo en cuanto a sus integrantes basados en calidad, historial deportivo y nivel de sus jugadores, recae en el Grupo D, donde reposa la selección criolla.

Luce como si desde el inicio estuviésemos ante “finales anticipadas”. Y las criticas ante esta configuración se hicieron presentes ante la necesidad de que, por cada grupo, avancen a la siguiente ronda dos de ellos. Esto implicaría que, es mucho lo que deben luchar venezolanos, quisqueyanos y boricuas por no ser el eliminados en esa primera ronda. Una competencia que garantizaría, al menos en ese grupo, emoción desde el inicio.

Menos complicaciones se muestran a primera vista entre los llamados a avanzar en otros grupos: al menos desde las Vegas, esperan que Cuba y Países Bajos pasen a la siguiente ronda (Pool A); Japón y Corea sean de la partida en la segunda instancia (Pool B), mientras Estados Unidos y México estarían en representación del grupo C.

La piedra de tranca, emotiva por demás, pasaría por determinar cual selección entre Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico abandonaría el evento después de la primera vuelta.

¿Y las críticas…?

Guardan estrecha relación con las restricciones que los equipos pusieron (y siguen poniendo) a sus jugadores. Desde esa óptica, poco podría entenderse en materia de permisos de participación que, en la mayoría de los casos, se otorgaron a cuentagotas y no con pocas intervenciones de agentes, abogados y los pedimentos de los propios jugadores.

Lució siempre una suerte de contrasentido, el querer elevar el nivel de los participantes mientras detrás del escenario se manejaban las restricciones que mantendrían en vilo a los países que dependían de algunas piezas para ser realmente competitivos.

El argumento de las lesiones se erigió en el gran guía para precisar las formas de ausencia, y otras consideraciones se “sumaron para la resta” de atletas en la contienda (el número de convocados por cada equipo, por ejemplo).

El dinero, obliga siempre

Es tan noble el beisbol y tanto amor despierta entre sus seguidores, que ni tratando de enredar la fluidez en el suministro de talento, dejan de reconocer que las ganancias que genera jamás estarán sobrando.

“Es un evento que yo organizo, se juega con mi gente, se define en mis predios en materia geográfica, me incomoda porque debo prestar parte importante de mi talento, pero deja tanta plata que algo tenemos que hacer para que no desaparezca”, parecieran ser palabras emanadas de alguna mente responsable de llevar a cabo lo que “tanto me disgusta, pero me hace aún más rico”.

El Clásico Mundial de Beisbol aun esta “joven”. Es perfectible y, al tener la cualidad de producto generador de dinero en grandes volúmenes y capacidad de ser mercadeado a nivel global, es un dolor de cabeza necesario que es preciso mantener respirando, así cada cierto tiempo se desprendan criticas despiadadas al tren gerencial que lo lleva al terreno de juego.

Aun esta muy lejos del ánimo que despierta a nivel mundial un evento de la talla del Mundial de Futbol, pero es menester seguir intentándolo. La perseverancia y empeño será al final el gran aliado de esta iniciativa que ya entrará en su quinta edición y de la que muchos expertos y analistas afirman que poco se ha aprendido de las experiencias anteriores.

¿Y el chance de Venezuela?

Pareciera ser un tema con sustancia para ser analizado por separado y muy probablemente lo hagamos… valdría la pena.

No obstante, medirse a República Dominicana y Puerto Rico, con la premisa de que uno de los tres se quedará en el camino rápido en el torneo, reduce el margen de error. Obligan a ganar categóricamente ante todos los rivales posibles, y eso sin contar con la habitual sorpresa en competencias de este tipo: un mal día ante un adversario teóricamente débil, termina allanando el camino hacia la salida de las posibilidades clasificatorias. Este es un deporte complejo al que necesariamente hay que respetar. El exceso de confianza ha sido enemigo histórico de los que se consideran blindados. Y eso hay que tenerlo en cuenta.

Venezuela dispone de nombres interesantes y consagrados. Estrellas en sus equipos y con ascendencia entre los más jóvenes. Cuenta con un grupo cohesionado de técnicos capaces de sacar lo mejor de cada jugador. Hay juventud, experiencia y muchas ganas de dar el golpe sobre la mesa…o sobre el terreno.

Han sabido manejar las ausencias con tino, mucha clase e inteligencia. Sin duda, hay mucho talento para ejecutar las acciones y para ordenarlas.

Será un bonito evento. Lo seguiremos en detalle. Lo narraremos en TV a través de la pantalla Televen, lo analizaremos vía podcast de audio en “Beisbol sin pepinillos” y a través de El Estímulo, haremos balances de las actuaciones más destacadas.

Por aquí, estamos optimistas. Primero, habrá que jugar…

¡Falta mucho aun… pero falta menos…!



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