Lapatilla
Pensionados del sur del estado Anzoátegui se rebuscan con actividades de la economía informal para poder comprar alimentos y medicinas.
Corresponsalía lapatilla.com
Ante la imposibilidad de mantenerse con el cobro de una pensión de 130 bolívares, estos abuelos salen a las calles para sortear su sustento entre el límite de sus capacidades físicas.
Uno de ellos es Carlos Blanco, quien a sus 81 años de edad, se dedica a vender chupetas en el centro de la ciudad de El Tigre para obtener ingresos que le permita llevar comida a su hogar.
“Tengo que salir a vender las chupeticas para conseguir un diario, para que mi hijo coma diariamente, porque la pensión de 130 bolívares no me alcanza para nada. Y este esfuerzo lo hago yo, porque no consigo trabajo tampoco. Tengo 81 años de edad, y haciendo esto a veces consigo 50, 60 bolívares y con eso puedo comprar que si un pedacito de queso o plátano, una harina pan para que mi hijo coma, quien tiene 27 años y sufre de autismo”, expresó Blanco.
Envejecer de manera tranquila no es una opción para ellos. Miguel Balza a sus 65 años de edad, trabaja en las calles del municipio Guanipa cuidando carros durante el día y en las noches labora como vigilante en una empresa.
“Allí cobro 30 dólares que no me alcanzan, y aquí cuidando los autos por lo menos hago para el pasaje y de repente me queda algo para comer, pero no me alcanza tampoco. Esos 130 bolívares de pensión lo que me alcanza es para dos paquetes de harina pan y un kilo de espaguetis“, explicó Balza.
Muchos de estos adultos mayores se concentran en los alrededores de las plazas y mercados municipales para ejercer la economía informal en una etapa de sus vidas en la que ellos suponían tendrían un poco de descanso.