Mientras Jair Bolsonaro está en Orlando, hoy en Brasilia un grupo de sus partidarios radicales entraron a la fuerza en las sedes del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo en una acción que eleva las tensiones internas a un nivel peligroso: los manifestantes demandan la intervención de los militares para desalojar del poder al recién electo Luiz Inácio Lula Da Silva.
Desde hace dos meses, cuando Bolsonaro perdió su intento de reelección presidencial, miles de personas permanecían acampando ante el Cuartel General del Ejército en Brasilia -lo mismo que en otras ciudades- como medida de presión para revertir lo que consideran un fraude electoral. Este domingo marcharon hasta los edificios de gobierno y lograron superar el cordón policial que resguardaba la zona donde se encuentran las sedes del parlamento, el Palacio de Planalto y el Tribunal Supremo e ingresaron a las edificaciones causando daños en algunas de ellas, de acuerdo a imágenes que circulan en redes sociales y en la televisión brasileña.
Si bien algunos de estos campamentos de bolsonaristas han ido perdiendo en cantidad de participantes, el pasado viernes fue desalojado uno en Belo Horizonte y quizás haya sido el uso de la fuerza policial uno de los elementos que encendió la mecha hoy en Brasilia.
«Este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá», advirtió el nuevo ministro de Justicia, Flavo Dino, en su cuenta de Twitter. El alto jerarca agregó que «habrá refuerzos» de las autoridades para reprimir esta invasión.
Las impactantes imágenes divulgadas en los medios y las redes recuerdan a la violenta invasión del edificio del Capitolio en Estados Unidos el 6 de enero de 2021 en Washington por parte de los partidarios del entonces presidente republicano Donald Trump, un aliado de Bolsonaro, para impedir la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones.
La marea de personas también irrumpió dentro del Congreso nacional, muchos ondeando banderas brasileñas en un tinte patriótico similar. En ese edificio es donde el Senado y la Cámara de Diputados de Brasil llevan a cabo sus sesiones legislativas.
Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos en un intento fallido por dispersar a los manifestantes.
Bolsonaro, quien perdió por estrecho margen ante el expresidente Lula (2003-2010) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 30 de octubre, salió de Brasil a fines de año y viajó a Estados Unidos, al estado de Florida (sureste), donde ahora reside Trump.
En declaraciones ofrecidas al final de la tarde de este domingo, el presidente Lula informó que decretó la intervención federal de Brasilia para desalojar a los manifestantes que invadieron las sedes de los poderes públicos. Esto implica que el gobierno central se encargará de la seguridad en la ciudad, desplazando de la tarea a Ibaneis Rocha, gobernador de Brasilia. Rocha, a su vez, destituyó al secretario de Seguridad del Distrito Federal de Brasilia, Anderson Torres, cercano al expresidente Bolsonaro y de cuya administración fue ministro de Justicia hasta el cambio de gobierno.
Lula se mostró indignado y prometió encontrar a los responsables: «Todas las personas que han hecho esto serán castigadas. La izquierda brasileña tiene gente muerta, y nunca un partido de izquierda invadió el Congreso o el Planalto. Esto no tiene precedentes en la historia de este país. Vamos a descubrir quiénes son los financiadores de estos vándalos».
Aseguró, además, que policías militares guiaron a los manifestantes hasta el lugar.
Valdemar Costa Neto, presidente de la tolda política de Jair Bolsonaro (Partido Liberal), divulgó un video donde condena los hechos ocurridos en la capital brasileña: «Hoy es un día triste para Brasil. Todos las manifestaciones que se hicieron después de las elecciones frente a los cuartelesfueron un ejemplo de educación, confianza y brasilidad. Había familias representando a Bolsonaro, representando a la derecha. Este movimiento en Brasilia hoy es una vergüenza para todos nosotros y no representa a nuestro partido, no representa a Bolsonaro. La policía y la seguridad, y los sectores de seguridad tienen que hacer su parte».
Con información de Estadao, AFP y El País